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"SÁCANOS LAS CICATRICES"

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Asmi tenía 40 años cuando descubrió la verdad sobre su cuerpo. Camino hizo este hallazgo 12 años antes, a los 28. No es el caso de D, que desde siempre fue consciente de que estaba “enferma” y necesitaba regulación hormonal, a pesar de que no le preguntaron si se sentía bien con su barba; a pesar de que con lo que verdaderamente se sentía mal era con los pronombres que le asignaban. Silke todavía sigue descubriendo quién es y le cuesta llegar a imaginarse completamente en paz con el cuerpo que descubrió a los 14 años. Álex no ha querido darle un nombre concreto a las experiencias que han condicionado su vida, pero siempre le deberá el reconocimiento de su identidad a su amiga Andrea, aquella que le dijo a los 40 años “¿Sabes que esto que me estás contando sobre ti es una experiencia intersex?”.

Para estas cinco historias fue eso. Una persona. Un informe. Unas palabras. Una pequeña semilla que plantó, no una duda, sino una respuesta en sus mentes. Porque todes elles ya eran conscientes de que eran diferentes. De que tenían cicatrices, tanto mentales como físicas, mucho antes de que un médico les revelara nada. De que se encontraban “en el cruce”. Son de puntos diferentes del mundo, pero es lo que tienen las intersexualidades. Se encuentran en todas partes, en los lugares más visibles a plena luz del día y en el interior de las personas. Haciéndose notar hasta que por fin son vividas, reconocidas y gritadas.

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